Para
partir, debo mencionar el momento en el que mi mamá comenzó con los síntomas de
embarazo.
Antes de
esto, quiero que quede claro que yo estaba planeada en venir al mundo, para que
no se preste para malos entendidos.
Me cuenta,
que luego de comer tortilla de atún, comenzó con fuertes dolores de estómago y
náuseas. Como estos síntomas
persistieron, mis papás fueron al hospital. Pensaron que la tortilla era la
culpable, pero en realidad era yo la que venía en camino. De ahí explico mi
favoritismo hacia la tortilla de atún.
Pasaron 9
meses y nací yo Javiera Paz Sepúlveda Ponce, en la Clínica los Abetos en
Viña del Mar, el 17 de Mayo de 1991 en un día lluvioso.
Fui la
primera hija, la primera nieta y la primera sobrina, por ende, todos me
regaloneaban.
A los 3
años comencé con síntomas poco normales para mi edad. Dormía todo el día, me
cansaba, tenía siempre sed y andaba de mal humor siendo que me caracterizaba
por ser alegre.
Mis papás
se preocuparon y me llevaron al hospital.
Después de
muchos exámenes (de sangre sobre todo, creo que de ahí parte mi pánico a ese
tipo de exámenes), me diagnosticaron Diabetes Insulino dependiente tipo I y
donde conocí a mi doctora Vinka Giadrosich, la cual me atendió hasta los 20
años (siendo que ella es endocrinóloga infantil).
Para mi
familia fue muy duro todo esto, ya que a todo niño le gusta comer dulces y yo
no podía, pero más que una enfermedad asumieron todo esto como una condición
que ahora ya de grande le saco muchos beneficios.
Luego
ingresé a Kinder y lo que recuerdo es sólo jugar y una vez una niña gigante
(para mi en ese tiempo) me pegó en un resfalín.
Mi
enseñanza básica fue en el Colegio Amancay en Limache, el cual era de mi
familia y partimos siendo 20 alumnos en todo el colegio. Creo que esa fue mi mejor época, ya que el
ambiente de ese colegio era familiar y lleno de actividades recreativas y
entretenidas, llenas de sorpresas y un ambiente cálido en el cual todos nos
conocíamos, nos cuidábamos (bueno me cuidaban por ser diabética) y jugábamos en
los recreos. Esos recuerdos quedarán cariñosamente grabados en mi mente y
corazón.
Pasar a
primero medio fue todo un tema, ya que estar 8 años en un ambiente familiar y
salir del nido era algo completamente difícil para mí. Cursé primero medio en
el colegio Champagnat de Villa alemana, pero para ser sincera no fue mi mejor
elección. Reconozco que conocí gente demasiado linda, y que me hiso sentir
cómoda en ese ambiente competitivo y frío para mí.
Luego me
cambié al colegio San Ignacio de la Ssalle en Quillota , al curso segundo medio
B. Este colegio se destacaba por destacar siempre a los cursos A pero recuerdo
con gran orgullo el momento en el que rompimos esta tradición: en cuarto medio
en las alianzas del año 2008, cuando con nuestro esfuerzo y el compromiso que
hicimos con nuestro profesor jefe por destacarnos por algo positivo, fue la
base y nuestra motivación para ganar, además de las pizas que nuestro profesor
nos había prometido.
Como se lo
esperan, ganamos, rompimos la tradición y fui reina junto con mi mejor amigo,
algo que jamás esperé que pasara en mi vida.
Después de
salir de cuarto medio, ingresé a un Pre Universitario y me inscribí en un curso
de peluquería, el cual no terminé.
Un año
después, ingresé a la Universidad Andrés Bello, a estudiar pedagogía básica, mi
vocación. En estos tres años he aprendido además de lo teórico, muchas cosas
que enriquecen mi corazón, en especial en las prácticas, que es donde comparto
con los niños y me doy cuenta que cada vez quiero esforzarme para dar una
educación igualitaria y de calidad a todos los niños que pasen en mi vida,
cambiando su vida para bien y entregando un poquito de mí a cada uno de ellos.
Un episodio
que nunca olvidaré, es que cuando entré a la universidad, me descompensé
gravemente, cayendo a la UCI en el hospital.
Nunca (a
excepción de los días en los que me diagnosticaron la diabetes), había estado
en un hospital. Otro golpe fuerte para mí y mi familia, ya que de un rato para
otro comencé con síntomas raros y tuvimos que ir de urgencia al hospital.
Después de
estar una semana hospitalizada volví a mi casa. Lo bueno que rescato de esto,
es que he aprendido a manejar más mi diabetes y que no debo estresarme mucho o
ponerme nerviosa para no descompensar mis glicemias.
En noviembre del 2011 conocí a mi pololo, con el cual hemos vivido momentos hermosos y a la vez malos, pero hace que nuestra relación sea más fuerte.
Con él he aprendido muchas cosas y hemos asumido responsabilidades, que quizá son pequeñas, pero nos ayudan a superarnos. Estas responsasibilidades son las mascotas, que son como muestros hijos jajaja a los cuales queremos mucho y nos hacen pasar momentos inolvidables con sus locuras.
Ojalá algún día cumplir el sueño de cualquier pareja que es formar una linda familia llena de amor y comprensión.
Volviendo al tema de mi vocación, creo que la Pedagogía básica es la profesión más
entretenida y no me veo en otra, ya que podemos jugar y volver a ser niños una
vez más (dependiendo de cómo seas como profesor) , que es lo que cualquier
persona quisiera en vez de estar sentada en una oficina escribiendo en
computador.